¿Se equivoca el Talento?

La siguiente es una situación que seguro habéis vivido o imaginado: tenemos el listado de personal y nos disponemos a clasificar a nuestros emplead@s en la reunión de Revisión del Talento. Empezamos por María; se ve clarísimo, es un Talento y estamos tod@s de acuerdo. Sí, tiene potencial, aprende rápido y además tiene éxito en situaciones nuevas, pero, calla, que en aquel proyecto metió la pata hasta el fondo y luego tuvo un mal año… y menudo genio…. Entonces, surge la duda ¿es un Talento? 

¿Qué haríais? ¿Tiene un Talento (o cualquier persona) derecho a equivocarse, a fracasar, a tener defectos, una mala época? 

Podría ser que hoy en día, y especialmente en algunas sociedades, se tolere poco el fracaso y se castiguen los errores o «malos comportamientos». De este modo se puede fomentar el silencio, el miedo a hacer y se puede acabar por no hacer nada. Y así, ni aprovechamos el talento ni hacemos crecer el negocio ni nada. 

Quizás deberíamos reflexionar sobre las prácticas de la escuela W. Robert Coleman de Baltimore (US) en la que se ha habilitado una sala de meditación para sustituir al tradicional castigo y donde se enseña a los niños a practicar meditación, ejercicios de respiración y se fomenta el que se hable de su comportamiento. De este modo, estos alumn@s aprenden a gestionar emociones respirando en lugar de estallar cuando se enfadan con un compañero, por ejemplo. La verdad, creo que viendo algunas reuniones de empresa, esto podría ser muy útil también en algunas organizaciones… 

Para acabar, y parafraseando a Wayne Dyer, os diría que, “puede que te sorprenda oír esto, pero el fracaso no existe. El fracaso es simplemente la opinión que alguien tiene sobre cómo se deberían hacer ciertas cosas”. Es por ello muy importante que en la empresa sepamos contextualizar, considerar el entorno, las circunstancias, dar oportunidades y escuchar para aprender de lo que nos sucede y así impulsar a nuestros talentos y nuestro crecimiento.

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